Porsanger

A veces, cuando no puedo irme lejos o no tengo mucho tiempo pero tengo ganas de hacer una pequeña travesía, miro lo que tengo a la mano, y si es algo que aun no conozco, me pongo en marcha sin dudarlo.

En este caso la idea era ir desde Olderfjord (a 100 km de mi casa) rumbo norte hasta donde acaba la tierra firme. Yo vivo en una isla, así que para llegar hasta mi pueblo debía meterme a caminar por el túnel submarino y eso no me apetecía lo mas mínimo, ni aportaba nada especial a mi ruta.

Esta travesía de 100 km a través de la tundra me serviría de entrenamiento y entretenimiento. Quienes hayan conducido hasta Cabo Norte habrán recorrido una carretera junto al mar llena de curvas y rodeada de acantilados. Cuando el paisaje se despeja de roca se adivinan unos paramos yermos de tundra que se pierden en el horizonte. Mi ruta va por esa tundra lejos del mar y en paralelo a la carretera, pero sin llegar a verla nunca.

Por dónde he ido hay una huella de motonieves durante el invierno, así que a veces tuve la fortuna de seguir un trazado pisado y otras me toco abrir huella. En realidad sólo encontré a dos operarios de la compañía eléctrica que iban reparando la linea, la cual discurre por las cercanías. Esa fue toda mi “compañía” durante los pocos días que duró mi ruta. En otro lugar, a mitad de travesía, vi las huellas de una esquiadora con su pulka, a la cual nunca pude alcanzar. Iba rápida la tía. Como sé que era esquiadora y no esquiador. Por la forma de orinar.

Para tratar de sacar ventaja de los vientos predominantes de sur me llevé unas velas conmigo que apenas pude usar 5 o 10 kilómetros en total. Nunca he tenido tan mala suerte de no encontrar viento en la tundra; porque allí suele soplar de lo lindo.

La idea era ir desde Olderfjord, rumbo norte hasta donde acaba la tierra firme.

Mapa de la travesía

Galería de fotos

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