Piramide Carstensz

Estaba a punto de comprar pasaje a Jakarta cuando recibo un mail en el que cual se me informa que la expedición quedaba cancelada. Lo malo, por no decir terrible, es que yo ya había hecho la transferencia a la agencia y en ese momento pensé: te han timado amigo.

El dueño de la empresa prometió devolverme el dinero de inmediato e invitarme para la próxima expedición gratis. Sonaba tan bonito que pensé, ademas de darme el palo ahora, éste debe pensar que soy gilipollas.

Creo que el bajón debió durarme día y medio, el tiempo que tardé en rehacer mis planes y poner rumbo a Lombok, Komodo, Flores, Sumatra.... Así hasta que tuve que volver a casa de nuevo. A España, y volver al tajo, que también me gustaba mucho por cierto.

El dinero llegó de vuelta tal cual se me había prometido y me quedé pensando en cuánto habría de verdad en esa futura invitación, hasta que a mitad de verano recibí un mail que más o menos venía a decir: si estás en Jakarta a mitad de octubre (era el año 99) te invito a la expedición. Sólo me costarían los vuelos. El resto, incluidos hoteles, comidas y traslados, gratis.

A mitad de octubre del 99 estaba en Jakarta. Esta vez fui por el oeste y paré unos días a ver a una amiga en San Francisco.

Cuando llegué a Jakarta éramos un grupo de lo más variopinto. Un guatemalteco, Jaime Viñals, con quien hice tal amistad que fui a visitarlo a su pais y el me invitó a subir a la montaña más alta de Guatemala. Iba en el grupo también un holandés, con el que me enrolé para subir al año siguiente el Denali en Alaska; él y yo mano a mano. También venía un americano, todos intuíamos que rico, porque iba con guia propio y era el típico bocazas que a la mínima invitaba a cervezas a todo el grupo y a todo el bar donde estuviéramos sin venir a cuento.

Además cuatro polacos, entre ellos Leszek Cichy (primera invernal del Everest 1980) y que terminaba con la pirámide sus siete cumbres. También iba una americana sola y que no sabía escalar, ese pequeño detalle no parecía importarle mucho. También andaba con el proyecto de las siete cumbres, pero ella empezaba aquí su proyecto sin ninguna experiencia en montaña. Después la he ido viendo por internet en otras cumbres, la antártida, estrechando manos de políticos americanos, dando conferencias motivacionales y esas alharacas.

Yo soñaba con conocer la Irian Jaya profunda, internarme en la selva, caminar junto a las tribus aborígenes, los Dani...Pues de eso nada de nada. La expedición era subir a la montaña y punto pelota.

De Jakarta volamos a Irian jaya, a Timika, allí hicimos noche y al día siguiente, en un bus con los porteadores, cocineros y organizadores, en total una veintena de personas, fuimos hasta la población minera de Tembagapura. Alli sólo se entra con permiso y acompañados por militares (o desde luego eso parecían) . La mina es propiedad americana de la compañía Freeport. Los americanos se quedan el 95% de los beneficios y a los Indonesios les dejan el 5% de las sobras y el 100% de la contaminación y la basura. En el poblado minero viven más de 2000 personas, esa mina es la mayor explotación de oro del mundo, la tercera de cobre y la segunda de plata. Y está pegada a la montaña, la mina se ve desde la cumbre.

La montaña está en un sitio espectacular si vienes por la selva caminando y en un lugar espantoso si entras como yo por la mina, pero a caballo regalado...

Dentro de la mina hay un teleférico que sube desde 2800 a 3400 metros y desde arriba se empieza a caminar hasta el campo base a 4200 metros. Teniendo en cuenta que has salido temprano por la mañana de Timika al nivel del mar, esa primera noche a 4200 metros no es muy agradable, después te aclimatas y todo mejora.

Estuvimos un día acampados en plan relax aclimatando, subimos a la cumbre de 4884 metros al día siguiente y otro día subimos a una montaña cercana, el Nga Pulu de 4863 metros.

No ha sido mi mejor viaje ni de lejos, ni creo que la experiencia de subir al Carstenz a través de la mina sea bonita. Es curiosa, surrealista, cara (no en mi caso) y quizás absurda.

Si no fuera una de las siete cumbres muy probablemente no iría nadie, ni yo tampoco hubiera mostrado mucho interés, ni seria tan popular como lo es. Me sentí un poco como un cazador snob empeñado en la presa y olvidando lo más importante; el viaje.

Las fotos ya he dicho que las tenia medio perdidas, no estaban en mi web, es como si no me importara que no hubiera existido ese viaje en mi vida, como si subir allí arriba me hubiera importado poco. Si hubiera fallado yendo por la selva, si hubiera ido solo o con amigos, si no hubiera sido todo tan fácil...a lo mejor sí hubiera sido una aventura genuina. Pero no fué más que una carrera en pos de una cima que no vale un pimiento.

Con la perspectiva del tiempo y los años, me he dado cuenta que en el mundo de la aventura y la montaña hay trampas parecidas y la enseñanza que he sacado es que las cimas las tienes que elegir tu y las aventuras también.

No se si me he explicado bien.